Sentado en el banco de la cruz descansa,
mi amigo Merce que me acompaña,
pues acordado estaba.
De su mochila saca,
algo casi mágico,
objeto con forma y olor
de lugares muy lejanos.
“Sopla pa´dentro”
y mis sentidos se excitan:
mis ojos ven como enciendo la pastilla,
mis oidos escuchan como provoco las burbujas,
mi lengua se inhunda de humo
y mi nariz recibe olores de otro mundo.
Mucha gente lo usa,
poca gente lo disfruta.
El objeto se llama cachimba,
no hace mucho denominado pipa.
Francisco Martínez Agulló
Dedicación:
“A mi amigo Merce por esas noches tan buenas que nos pegamos con la cachimba.”